domingo, 12 de marzo de 2017

DOMBELLAS (4 DE MARZO DE 2017)

Sábado 4 de marzo, cinco aguerridos senderistas (Julián, Maribel, Chus, Gema y Cándido) sin ningún atisbo de flaqueza y desafiando todas las predicciones de un tiempo de “perros”, afrontaron el camino que tenían trazado de antemano, conducidos por Julián; quien nos llevó a descubrir esas pequeñas joyas que tenemos tan cercanas y descuidamos en aras de destinos tan lejanos como ajenos.
    Salimos de Dombellas con el aire fino y frío de la meseta Soriana haciéndose más tibio a medida que llegábamos al monte. El paseo comenzó de forma suave, en nuestro camino restos de nieve congelada “espesura” según Maribel (referencia botánica del grupo).
 al llegar al mirador de las Covachuelas nos sorprendió un suave manto de gélida nieve en la planicie. Llegamos a Santervás y todos coincidimos en la falta de esencia rural de los pueblos en la actualidad, un Renault-8 nos sorprendió a la puerta de una casa.












  


  Seguimos el camino al pie de la ladera hasta que Julián nos dijo: “os voy a castigar por remolonas”. Ascendimos a un pequeño cerro donde nos esperaba el “castigo” prometido. Ante nosotros la encina milenaria se erigía majestuosa y sobria. 

Fue todo un regalo y nos sirvió de apoyo para el refrigerio. Para acceder a la encina alguien había colocado unas pequeñas marcas con piedras para indicar el camino, alguien se había molestado en hacerlo para nuestra comodidad, alguien que no era otro que Julián. Gracias

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    Descendimos a media ladera por azagones inciertos con pareidolias incluidas hasta buscar la carretera y cruzarla para llegar por caminos muy marcados al sendero que conduce al “Molino Colorado”,
 vimos demasiadas encinas taladas a matarrasa, que en alguna ocasión nos impedían el paso con sus ramas sin recoger. El Molino Colorado es una construcción al lado del río Duero de una antigüedad sin fechar pero que supusimos del siglo XVII, restos y vestigios de otra época.

    Continuamos por la margen izquierda del Duero rodeados de abedules ( los últimos al sur de Europa) hasta llegar a otro molino de construcción moderna anegado por las aguas del azud de Buitrago. Y de allí partimos de regreso a Dombellas descubriendo en los márgenes de nuestro Duero las útiles aneas o espadañas; reconfortados por el día tan espléndido que nos había brindado la naturaleza.
Cándido
    

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