miércoles, 19 de abril de 2017

RUTA DE LA MANTEQUILLA


Con el recuerdo aún  en nuestras mentes de los Campos de Gómara y sus fértiles tierras, estamos dispuestos a comenzar una nueva ruta. La propuesta que nos han preparado  para hoy es muy diferente a la anterior, nos vamos al Valle del Río Razón, al pié de la Sierra de Cebollera.

La primavera va entrando en nuestra tierra Soriana y la calidez del tiempo es el motivo por el que comenzamos nuestra partida a las 8h. Hoy nos ha costado  madrugar un poco  mas de lo habitual pero, según advierten nuestros sabios, al mediodía el calor hará que nuestro caminar sea mas duro.

 

Partimos hacia Sotillo del  Rincón en dos coches: Julián, Angel y su esposa Ana, Reme, Ana, Mª, Maribel, Ana de la Hoz, Gema  y Emi .Gema y Angel al volante. Nuestra conductora está muy contenta porque ha recibido buenas noticias en su trabajo y va a mejorar su día a día laboral. Si  ella habitualmente irradia alegría esta mañana está pletórica y optimista. A sus pasajeras nos encanta verla feliz.

 Sotillo del Rincón es un precioso pueblo que conserva su arquitectura popular, incluso la mejora como pudimos observar.  Feli y Zar nos están esperando en el pueblo, ella tiene sus raíces aquí y su casa.
 

Iniciamos la marcha entre robles, todavía desnudos de pequeño y mediano tamaño; vemos también pinos y hayas .Nos paramos en el ”lavadero de agua caliente” en el que  la temperatura de ésta es constante, según nos contó Feli. El agua mana del interior de la tierra pero en este momento con el seco invierno que hemos tenido el chorro es mínimo.
 

 Nos sorprenden  los prados verdes, que a esta hora temprana están plateados por la escarcha y ésta reluce con el sol. El espectáculo es soberbio, parece que entramos en otro mundo. Las sensaciones se multiplican en estos bosques, todos los sentidos disfrutan: A Maribel le gusta como huele en este lugar, quizá huele la tierra con su hojarasca enmohecida que forma una alfombra a nuestros pies; se escuchan trinos diferentes y a lo lejos el cuco.
 

Estos prados alimentan una importante cabaña ganadera bovina, (hoy menguada) y  criada fuera de los pueblos, en fincas, por lo que tenemos que atravesar también entre el ganado en alguna ocasión.
 

Antiguamente el ganado estaba estabulado en cada casa del pueblo y las vacas iban a pastar y volvían al atardecer a las “cuadras” para ser ordeñadas. A primera hora de la noche nos acercábamos con nuestra lechera a la casa de nuestro vecino ganadero a comprar la leche fresca recién ordeñada. Todos estos recuerdos nos van viniendo a la mente a los que hemos vivido nuestra niñez en estos pueblos serranos. No se nos olvida esa leche recién cocida con un tomo grueso de nata, los bizcochos y galletas  que nuestras madres hacían con ella y los calostros con los que nos agasajaba nuestro vecino cuando parían las vacas.

 


Un barrio de Sotillo es Aldehuela del Rincón. Disfrutamos  observando las antiguas y  bien conservadas casas y las nuevas construcciones acordes con la estética de la zona. Nos llamó la atención que hay 7 casas rurales. Feli nos mostró la casa de sus padres, un “edificio singular” que es la antigua escuela y ahora se  usa como Teleclub y se hizo una foto en la Iglesia de S. Juan Evangelista, orgullosa de su pueblo.

 


En  un ala del valle, mirando hacia la sierra de  Carcaña (que de oro está bañada, dicen) y dominando el resto de los pueblos, se encuentra Villar del Ala. Es probable que nadie nos esperáramos los encantos de esta localidad: Una  roca incrustada en la estructura de una de sus casas, un amable vecino que nos ofrece almuerzo con chorizo. La Iglesia de S. Salvador muy bien conservada; casonas de ricos ganaderos trashumantes  y su cementerio dónde no abunda el mármol, si no la piedra. Los compañeros que fueron al camino de Santiago recordaron los cementerios Gallegos. Desde aquí unas vistas fabulosas de todo el valle con el resto de pueblos a la vista y Cebollera, con muy poca nieve ya en sus cumbres, frente a nosotros.
 

Nos animamos a caminar 1.5 km mas para llegar al despoblado de Azapiedra. En el porche de la  ermita de S. Martin de Tours (antigua iglesia del pueblo de Azapiedra) tomamos el almuerzo, con torrezno incluido .Dos estelas medievales en la entrada del atrio, con cruces gravadas llamaron nuestra atención.

 


Bajamos a la dehesa de Villar de Ala y los robles nos siguen acompañando en nuestro camino. Un pequeño puente de piedra con un solo ojo sobre el Río Razón nos sorprende porque su agua clara se refleja en la parte interior de su arco, gracias al sol matinal; aquí nos detenemos un poco para admirar este pequeño detalle que nos ofrece la naturaleza. Si ya estábamos encantados con todos estos hallazgos el deleite aumentó al llegar a “La Vega” una extensísima superficie de pasto verde, salpicado hoy con florecillas amarillas. Varias cigüeñas pasean tranquilamente  y Zar corre tras ellas. La ropa sobra, el calor va apretando. (Qué razón tenían nuestros sabios.)
 

Pasamos por un refugio con una inscripción casi borrada y vimos como los jabalíes habían horadado la tierra.
 

Llegamos a Valdeavellano de Tera por un camino paralelo a la carretera para ver “El Roblón” que tiene que ser una joya botánica. Un descomunal ejemplar con un gran perímetro, con enormes y larguísimas ramas que parten de su gran tronco.
 
 

En el pueblo hay muchas cosas interesantes para ver y disfrutar: Iglesia de nuestra Sra. De la Paz,  Ermita  de la Soledad, Fuentes con grandes pilones, lavaderos restaurados, magníficas casas serranas junto a construcciones nuevas y modernas, el museo de la mantequilla, las simpáticas vacas que recuerdan la importancia del ganado bovino en la zona y el pan y los dulces que compramos en la panadería.


 Pero nosotros seguimos nuestro camino y al salir del pueblo Feli nos enseña a lo lejos la “Ermita de las espinillas”. Dejando a la izda. El camping Entrerrobles enfilamos una cuesta hasta llegar a la Iglesia de Molinos de Razón de San Vicente Mártir; un descansillo a la sombra de su porche nos vino muy  bien y pudimos contemplar que Molinos de Razón es otro mirador hacia el espléndido  valle. Según entramos al pueblo nos topamos con la ermita de San José, blanca, coqueta y con espadaña y campana dónde se ofician habitualmente los actos religiosos ya que la Iglesia queda un poco alejada del pueblo. Calles estrechas, restaurantes famosos en un pueblo pequeño pero con mucho encanto y punto de partida hacia la laguna de Cebollera, fascinante paraje en la cima de la Sierra que forma parte de la reserva Nacional de Urbión y Cebollera.
 

Un sendero a mano izquierda nos llevará de nuevo a Sotillo del Rincón, ya tenemos ganas de llegar y descansar pero en este último tramo nos olvidamos de nuestra fatiga  disfrutando del paisaje y las construcciones al pasar por  “La  Lobera”. Antiguos molinos restaurados con sus viejas ruedas utilizadas para diversos fines en los jardines. Fincas  con casas magníficas.
 


Llegamos de nuevo a Sotillo por la parte baja del pueblo, Feli nos siguió mostrando casas singulares de la zona. Al llegar al río con su piscina natural que tiene que ser un lugar ideal en verano, todos queríamos descansar, pero ya nos quedaba poco trayecto para llegara a nuestro fin de  ruta .Acabamos  la mañana al sol en un jardín espléndido y acogedor, con gente amable y estupenda, conversando y degustando nuestra cervecita y el picoteo. Gracias a Feli y Santos por este vermouth.

 


Feliz semana Soria paso a paso.

 Soria, 8 de abril de 2017

EMI