martes, 28 de febrero de 2017

Navalcaballo - Camparañón


Gracias a que Julián y Chus plantearon que este sábado las cacerías podrían darse en la ruta programada, pudo detectarse este acontecimiento a tiempo y Angel preparó otra ruta con celeridad y precisión en tiempo record y que contó con la nutrida participación de 18 participantes, 15 de ellos socios de Paso a Paso.

La mañana amaneció despejada, limpia y sin viento, con hielo en la madrugada y agradable temperatura según avanzaba la mañana, buen tiempo para disfrutar de nuestro encuentro semanal.
El reloj del Ayuntamiento de Navalcaballo marcaba las nueve menos cinco flanqueado por numerosos nidos de golondrina con una especie de tubo en la entrada que no tienen otras especies, comenta Cándido, cuando nos disponemos a iniciar el camino hacia Camparañón.

Pueblo y terrenos llanos que obligan a elevar el depósito de agua para que los habitantes dispongan de presión en sus grifos al no existir loma en los alrededores que cumpla dicha función. Pronto pasamos la vía, observando esas líneas paralelas que se cortan en un punto del infinito, y que lleva a nuestra imaginación a buscar y recordar viajes y viajeros, los cables del telégrafo cortados recordándonos que ayer nos comunicábamos así, una función desplazada por las nuevas tecnologías y la “cobertura” como algo que hubiera estado siempre en nuestras vidas, el aprovechamiento de traviesas recuperadas para marcar el cruce de la vía, haciendo la vida más sostenible. Y las largas sombras que proyectamos delante de nosotros producidas por  el sol desperezándose van calentando la mañana y las conversaciones.
 
 
Nos vamos moviendo por la meseta que deja la ladera de la sierra de San Marcos a unos 1.100 metros de altitud, en un terreno calizo muy permeable  que favorece el monte de encina y la explotación y cultivo de trufa, con arcillas rojizas muy pegajosas donde se permite el cultivo de cereales. Debido a la escasez de lluvias en las últimas semanas. El paseo se hace agradable y el calzado no acusa esta particularidad del terreno.
 
 
La altitud del terreno, la limpieza del día y terreno, permiten divisar La Pinilla, Inodejo, Santa Ana, Urbión, Cebollera, el Moncayo, etc. Una sensación de paz y relajación que hace de estos encuentros una especie de terapia mental y física, que nos ayuda a disfrutar lo sencillo y cercano según recorremos la provincia cada semana.

Pronto se divisa Camparañón, luminoso y apacible en una ladera orientada al sur sobre la vega del arroyo del Chopo, afluente del rio Mazos que recoge las pocas aguas que no filtra la montaña y que los romanos cruzaban mediante un puente de tres ojos que podría unir la Villa tardo romana de las Cuevas con la calzada romana de Uxama a Agustrobiga. Actualmente su cauce esta seco y el puente que por su singularidad se encuentra restaurado, aunque en el letrero que lo explica apenas pueden leerse algunas silabas, aprovechamos para conocer la construcción y hacer fotos.

Continuamos la marcha y entramos en el pueblo por la parte alta donde nos espera la Iglesia con su fachada principal al sur y a cuyo abrigo decidimos almorzar. Tras iniciar nuevamente la marcha nos dirigimos por su amable ladera soleada hacia la fuente, descubriendo un lavadero singular donde los tramos para lavar la ropa y el lugar de apoyo de los baldes se encuentran con distinta inclinación, practico y muy cuidado.

 
El arroyo del chopo nos descubre las toconas de una reciente corta de chopos de grandes dimensiones, y observamos la fuente parcialmente helada y las distintas casas muy cuidadas colocadas al amor del sol del mediodía y protegidas del viento del norte, que intuyen una apacible vida de sus habitantes permanentes o temporales, y que tienen o han tenido una vinculación con la forja, fragua y hierros a juzgar por los distintos adornos de sus espacios y jardines.
 

Volvemos hacia Navalcaballo por otro camino más al sur, donde aparecen terrenos más arenosos y pinares, viejas alpacas apiladas y las tres cruces que presiden la entrada al pueblo, donde puede ser que se realicen las bendiciones de campos allá por San Isidro.

 
 

Ya en el teleclub del pueblo Reme nos explica los ejercicios de estiramientos, que algunos seguimos y  comentamos lo bien que sienta esto y nos tomamos un vermut de rigor que da por concluida la cita semanal del grupo.

 


¡Un momento¡ falta la foto de grupo, dice Angel, y el frontón con el nombre del municipio incorporado nos parece el lugar ideal para ello.

Soria, 25 de febrero de 2017
 

 José Antonio Martínez