La ruta que teníamos prevista para este sábado 9 de abril, a muchos de nosotros nos resultaba un tanto intrigante, ya que solo conocíamos y por el lado de la carretera donde circulan los vehículos, lo que asoma del campanario de la iglesia de lo que un día se llamó el pueblo de La Muedra, hoy íbamos a caminar entre los pocos restos que el agua no ha cubierto pero el tiempo con su olvido han logrado que ya no quede apenas nada de lo que un día fue.
Habíamos quedado en el lugar de costumbre a las 8,30 horas para dirigirnos a Vinuesa donde empezaba nuestra caminata, a tal evento por parte de las damas, Ana Maria, Ana de la Hoz, Ana Bernal, Chus Gómara, Feli, Gema, Julia, Maribel, Pilar nuera de Julián que se incorporaba al grupo y Rosi, y por parte de los caballeros, Julián, Miguel, Santos y Angel, y nuestro guardián y defensor del grupo ante amenazas mayores "ZAR" fotogénico como el solo.
Mañana agradable a la hora de salida, para lo que acostumbra el mes de abril por estos lares, pero que al llegar a Vinuesa soplaba el viento, ese viento que te hace abrigarte porque de lo contrario terminas pasmado de frío.
Salimos de Vinuesa dirección La Muedra, pasando el puente que cruza el Río Duero donde ya se mezcla con el pantano, en dicho puente nos encontramos unos intrépidos pescadores, que la afición debe ser mas fuerte que nada, porque frío tenían un rato, sendero amplio y bueno para caminar, así que allí íbamos nosotros buscando ese pueblo que un día por el año de 1923, decidieron borrarlo del mapa, y que en el día 9 de septiembre de 1941 lo terminaron de borrar, ya que en la primera fecha es cuando se aprueba la construcción del embalse, y en la segunda cuando se produce su inauguración, quedando totalmente anegado por las aguas.
La Cuerda del Pozo como así se le conoce a este embalse, la presa tiene una altura de 36 metros con una longitud de 425 metros, está situado entre los 6 mas grandes construidos en esta cuenca hidrográfica, con una capacidad de 249 millones de m3, al señor de turno se le podía haber encendido la bombilla y bautizarlo con el nombre del pueblo que inundó, por lo menos a lo largo de los años siempre sería recordada dicha localidad, pero bueno dejemos las cosas como están, era solo una sugerencia.
Lugar de recreo, esparcimiento y baño, quien de esta provincia y limítrofes no conoce Playa Pita, sitio en plena naturaleza que puedes disfrutar de baño y a la sombra de un buen pino, con unas buenas chuletillas de cordero, tortilla de patata etc.
Llegamos al cartel donde indica el lugar donde un día estuvo el pueblo, y allí quedan los restos de las paredes de algunas casas, nos habían comentado que también está el cementerio, pero ninguno de nosotros lo ha encontrado.
Salimos de las ruinas, para seguir nuestra ruta, caminando siempre al abrigo de pinos y robles, robles que como en años pasados les ocurrió a los olmos, están siendo pasto del hongo que está acabando con ellos.
Almorzamos al abrigo de unas piedras, con tortilla incluido, que aunque esta vez no nos acompañó nuestro chef especialista en este manjar, hubo quien lo sustituyó dejando el listón muy alto, con charla amena fuimos haciendo el camino, íbamos en dirección a Molinos de Duero con el pantano siempre a nuestra izquierda, así llegamos a la ermita de San Mateo, donde en la puerta reza un cartel que dice que los viajeros de corazón bueno encontrarán la llave que abre las puertas, alguno de nosotros las buscó pero....
Hicimos el camino de vuelta de aquí a Vinuesa por el mismo sendero que habíamos empezado la ruta y una cervecita en la terraza del bar sentados entre sol y sombra dimos por concluida nuestra etapa del día.
Quien me iba a decir a mí
que soñaba con el mar,
que en un maldito pantano, ayayay
mi casa iba a naufragar.
La ruta que teníamos prevista para este sábado 9 de abril, a muchos de nosotros nos resultaba un tanto intrigante, ya que solo conocíamos y por el lado de la carretera donde circulan los vehículos, lo que asoma del campanario de la iglesia de lo que un día se llamó el pueblo de La Muedra, hoy íbamos a caminar entre los pocos restos que el agua no ha cubierto pero el tiempo con su olvido han logrado que ya no quede apenas nada de lo que un día fue.
Habíamos quedado en el lugar de costumbre a las 8,30 horas para dirigirnos a Vinuesa donde empezaba nuestra caminata, a tal evento por parte de las damas, Ana Maria, Ana de la Hoz, Ana Bernal, Chus Gómara, Feli, Gema, Julia, Maribel, Pilar nuera de Julián que se incorporaba al grupo y Rosi, y por parte de los caballeros, Julián, Miguel, Santos y Angel, y nuestro guardián y defensor del grupo ante amenazas mayores "ZAR" fotogénico como el solo.
Mañana agradable a la hora de salida, para lo que acostumbra el mes de abril por estos lares, pero que al llegar a Vinuesa soplaba el viento, ese viento que te hace abrigarte porque de lo contrario terminas pasmado de frío.
La Cuerda del Pozo como así se le conoce a este embalse, la presa tiene una altura de 36 metros con una longitud de 425 metros, está situado entre los 6 mas grandes construidos en esta cuenca hidrográfica, con una capacidad de 249 millones de m3, al señor de turno se le podía haber encendido la bombilla y bautizarlo con el nombre del pueblo que inundó, por lo menos a lo largo de los años siempre sería recordada dicha localidad, pero bueno dejemos las cosas como están, era solo una sugerencia.
Lugar de recreo, esparcimiento y baño, quien de esta provincia y limítrofes no conoce Playa Pita, sitio en plena naturaleza que puedes disfrutar de baño y a la sombra de un buen pino, con unas buenas chuletillas de cordero, tortilla de patata etc.
Llegamos al cartel donde indica el lugar donde un día estuvo el pueblo, y allí quedan los restos de las paredes de algunas casas, nos habían comentado que también está el cementerio, pero ninguno de nosotros lo ha encontrado.
Salimos de las ruinas, para seguir nuestra ruta, caminando siempre al abrigo de pinos y robles, robles que como en años pasados les ocurrió a los olmos, están siendo pasto del hongo que está acabando con ellos.
Almorzamos al abrigo de unas piedras, con tortilla incluido, que aunque esta vez no nos acompañó nuestro chef especialista en este manjar, hubo quien lo sustituyó dejando el listón muy alto, con charla amena fuimos haciendo el camino, íbamos en dirección a Molinos de Duero con el pantano siempre a nuestra izquierda, así llegamos a la ermita de San Mateo, donde en la puerta reza un cartel que dice que los viajeros de corazón bueno encontrarán la llave que abre las puertas, alguno de nosotros las buscó pero....
Hicimos el camino de vuelta de aquí a Vinuesa por el mismo sendero que habíamos empezado la ruta y una cervecita en la terraza del bar sentados entre sol y sombra dimos por concluida nuestra etapa del día.
Quien me iba a decir a mí
que soñaba con el mar,
que en un maldito pantano, ayayay
mi casa iba a naufragar.
que soñaba con el mar,
que en un maldito pantano, ayayay
mi casa iba a naufragar.
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