Este día tocaba disfrutar, una vez más, de la grandiosidad y frondosidad de los pinares del norte de Soria y, en concreto, los que se asientan sobre el término municipal de Covaleda. Nuestro destino: la cascada de la Mina del Médico, próxima al paraje conocido como Bocaelprado, en las estribaciones de la sierra del Urbión, lugar emblemático para mis paisanos de Covaleda, que lo tienen como espacio protegido para el ocio y esparcimiento en sus salidas al pinar.
La concurrencia hoy ha sido más numerosa que en las últimas salidas. Trece compañeros/as del grupo nos hemos dado cita a las 8,00 h. de la mañana en el lugar habitual de partida: Javier Gómez (invitado de Ana La Hoz), Angel, Luis, Julia, Miguel, Pilar Alcón, Reme, María (hija de Reme), Julián, Feli, Chus y este cronista. María y Miguel aportan el toque de juventud que el resto del grupo hemos dejado atrás, como un trayecto ya recorrido en nuestro caminar por la senda de los años.
Aproximadamente en 45 minutos nos hemos plantado a la entrada de Covaleda y, concretamente, en las proximidades de la gasolinera, donde aparcamos los tres vehículos utilizados, punto de arranque de la ruta diseñada por Angel, nuestro sherpa oficial, buen conocedor y mejor gestor de la aplicación wikiloc para este fin. Una consulta a un vecino del pueblo, con el fin de asegurarnos la buena dirección, ha sido suficiente para iniciar con buen pie y mejor ánimo nuestra “ascensión” hacia el objetivo marcado. Caminamos entre pinos, con una temperatura excelente para la práctica senderista, y un trazado en forma de moderada y continua subida hacia el ya citado destino de Bocaelprado. Por el camino, Raúl, un nativo del lugar, a lomos de un robusto caballo nos saluda y nos informa que va en nuestra misma dirección, aunque el equino da muestras de estar más fresco que nosotros y enseguida nos deja atrás…no por mucho tiempo. La senda es estrecha, pero cómoda, si bien por momentos se hace más ancha al recobrar una antigua ruta de
carreteros, por donde estos profesionales de la carretería realizaban las labores de extracción y acarreo de pinos. Llegamos hasta un caudaloso arroyo, conocido como “paso del agua”, lo atravesamos sin dificultad por la piedra que hace de puente natural y apenas lo hemos cruzado nos topamos con un voluminoso pino caído, que obstaculiza el paso y nos obliga a agachar el espinazo para sortearlo sin más problemas, pero aquí nos volvemos a encontrar con el jinete que nos precedía. Y es que ha tenido que bajarse de la montura y desensillar el caballo para poder salvar el inesperado obstáculo, ya que la alzada del caballo con la silla de montar no le permiten el paso por el único lugar posible para seguir el camino.
carreteros, por donde estos profesionales de la carretería realizaban las labores de extracción y acarreo de pinos. Llegamos hasta un caudaloso arroyo, conocido como “paso del agua”, lo atravesamos sin dificultad por la piedra que hace de puente natural y apenas lo hemos cruzado nos topamos con un voluminoso pino caído, que obstaculiza el paso y nos obliga a agachar el espinazo para sortearlo sin más problemas, pero aquí nos volvemos a encontrar con el jinete que nos precedía. Y es que ha tenido que bajarse de la montura y desensillar el caballo para poder salvar el inesperado obstáculo, ya que la alzada del caballo con la silla de montar no le permiten el paso por el único lugar posible para seguir el camino.
En poco más de una hora nos hemos plantado ya en el raso de Bocaelprado y ahora toca enfilar hacia la cascada de la Mina del Médico. Una pista forestal, llana y cómoda de andar, nos conducirá hasta el punto final de nuestra ruta. Aquí ya no disfrutamos de la sombra que nos proporcionaban los pinos en nuestra etapa anterior. Un cálido y radiante sol del incipiente verano se funde con nuestros pasos, como fiel y leal compañero de viaje que nos proporciona esa sensación agradable de la temperatura del pinar, mezclada con la suave brisa que perfuma el oxígeno de la montaña.
En media hora hemos llegado hasta la señal que nos indica la vereda descendente a la “mina del médico”. La bajada es una pronunciada y, por momentos, peligrosa pendiente que conduce hacia el punto más bajo del arroyo que se genera por efecto de la cascada, una hermosa caída de agua en vertical desde una altura de 15 metros, sobre una pared que se alarga a lo ancho en las entrañas de este bello rincón de la serranía del Urbión, formando sobre el lecho del arroyo una cueva natural, de relativo fácil acceso, por efecto de la penetración del agua en el terreno. Las cámaras de fotos, los móviles, las tablets…no dejan de disparar una y otra vez sobre esta cortina de agua, buscando sitios de difícil acceso para inmortalizar
el momento o escudriñando cada rincón del paraje para tomar la instantánea más original e impactante. Rodeando este enclave, se alzan bloques de piedra distribuidas de forma irregular, que parecen actuar como elementos defensivos para preservar la belleza y pureza paisajísticas del entorno. El vídeo que ha preparado Angel y que habéis tenido ocasión de ver, da fe de la espectacularidad de este salto de agua. Sin duda, vale más una imagen que mil palabras. No obstante, el caudal de la cascada aún se torna más bravío en otras épocas del año, cuando hay una crecida de aguas por efecto de las lluvias o los deshielos de la nieve de montaña. Con todo, no es menos cierto que el lugar tiene encanto y justifica una visita para disfrute de la vista y los sentidos. Y aunque llegamos solos al paraje, apenas unos minutos después apareció otro grupo de senderistas provenientes de Soria, lo que proporcionaba un aire más aventurero a este sitio por las dificultades para permanecer en un reducido y escarpado espacio, nada fácil para desplazamientos en grupo. Hay que señalar que el emplazamiento recibe el nombre de las andanzas de un médico que anduvo por estos pagos en el primer tercio del siglo XX y se dedicó a investigar algún tipo de mineral que halló por la zona. En realidad, la “mina del médico” se halla unos metros más delante de la cascada, aunque no ofrece gran interés topográfico o paisajístico, recibiendo ésta el nombre con que se conoce dicho lugar.
el momento o escudriñando cada rincón del paraje para tomar la instantánea más original e impactante. Rodeando este enclave, se alzan bloques de piedra distribuidas de forma irregular, que parecen actuar como elementos defensivos para preservar la belleza y pureza paisajísticas del entorno. El vídeo que ha preparado Angel y que habéis tenido ocasión de ver, da fe de la espectacularidad de este salto de agua. Sin duda, vale más una imagen que mil palabras. No obstante, el caudal de la cascada aún se torna más bravío en otras épocas del año, cuando hay una crecida de aguas por efecto de las lluvias o los deshielos de la nieve de montaña. Con todo, no es menos cierto que el lugar tiene encanto y justifica una visita para disfrute de la vista y los sentidos. Y aunque llegamos solos al paraje, apenas unos minutos después apareció otro grupo de senderistas provenientes de Soria, lo que proporcionaba un aire más aventurero a este sitio por las dificultades para permanecer en un reducido y escarpado espacio, nada fácil para desplazamientos en grupo. Hay que señalar que el emplazamiento recibe el nombre de las andanzas de un médico que anduvo por estos pagos en el primer tercio del siglo XX y se dedicó a investigar algún tipo de mineral que halló por la zona. En realidad, la “mina del médico” se halla unos metros más delante de la cascada, aunque no ofrece gran interés topográfico o paisajístico, recibiendo ésta el nombre con que se conoce dicho lugar.
Satisfecha nuestra curiosidad y todavía con la caricia que proporciona al oído el salto del agua y la retina impregnada de los claroscuros del entorno por efecto de las luces y sombras que los pinos, las piedras y el agua proyectan sobre esta mágica hondonada, nos disponemos a retornar sobre nuestros pasos, comenzando por abordar la dura y corta pendiente de subida que nos espera hasta salir a la pista. Sorteando algunas molestas raíces superficiales de los pinos y otras hileras de piedras que atraviesan el camino, nos encontramos de nuevo en el terreno “amable” que nos
conduce hasta Bocaelprado para reponer fuerzas, que falta nos hacía. Aquí nos hacemos la ya tradicional foto de grupo (que no la única) junto a un altar donde en breve se oficiará una misa para gente de Covaleda, siguiendo una antigua tradición que se había perdido y se ha recuperado hace pocos años. El altar, construido en piedra y bien conservado e inusualmente decorado para el lugar en que se encuentra, es de reciente construcción, y simboliza el punto de partida de la peregrinación hacia la ermita de la virgen de los Lomos de Orio, en la comarca riojana de la serranía del Urbión, que tiene lugar el primer sábado de Julio, con una distancia de 28 Km desde este punto de partida. Aquí coincidimos con el grupo senderista de Covaleda “De los dos caminos, el peor”, que acaban de descender del Urbión, donde han subido a las 5,30 de la mañana para presenciar la salida del sol desde el mismo vértice de la montaña. Tres años atrás hice esta ruta con este grupo y os puedo asegurar que la panorámica que se divisa desde lo más alto de la cumbre y a esa hora es, sencillamente, espectacular: se observa, desde 2.227 m. de altura, la salida del sol emergiendo de un mar incandescente de nubes y en una perspectiva de arriba hacia abajo, admirando en la lejanía del horizonte lo que pudiera representar una alfombra de fuego por el color que toma la incipiente luz sol desde las entrañas del espacio celeste que le ven emerger, donde la sensación es de encontrarse por encima del sol naciente y disfrutando de un privilegiado y estratégico lugar de observación para contemplar esta maravilla natural, coincidiendo con la magia que emana de la noche de San Juan. Recomendable para amantes de nuevas sensaciones. Departo con ellos durante un rato, comentando las mismas impresiones que yo sentí la única vez que he participado en este evento, a la vez que me preguntan cómo no les he acompañado este año en esta nueva y, a la vez, renovada aventura.
Soria, 25 de junio de 2016
conduce hasta Bocaelprado para reponer fuerzas, que falta nos hacía. Aquí nos hacemos la ya tradicional foto de grupo (que no la única) junto a un altar donde en breve se oficiará una misa para gente de Covaleda, siguiendo una antigua tradición que se había perdido y se ha recuperado hace pocos años. El altar, construido en piedra y bien conservado e inusualmente decorado para el lugar en que se encuentra, es de reciente construcción, y simboliza el punto de partida de la peregrinación hacia la ermita de la virgen de los Lomos de Orio, en la comarca riojana de la serranía del Urbión, que tiene lugar el primer sábado de Julio, con una distancia de 28 Km desde este punto de partida. Aquí coincidimos con el grupo senderista de Covaleda “De los dos caminos, el peor”, que acaban de descender del Urbión, donde han subido a las 5,30 de la mañana para presenciar la salida del sol desde el mismo vértice de la montaña. Tres años atrás hice esta ruta con este grupo y os puedo asegurar que la panorámica que se divisa desde lo más alto de la cumbre y a esa hora es, sencillamente, espectacular: se observa, desde 2.227 m. de altura, la salida del sol emergiendo de un mar incandescente de nubes y en una perspectiva de arriba hacia abajo, admirando en la lejanía del horizonte lo que pudiera representar una alfombra de fuego por el color que toma la incipiente luz sol desde las entrañas del espacio celeste que le ven emerger, donde la sensación es de encontrarse por encima del sol naciente y disfrutando de un privilegiado y estratégico lugar de observación para contemplar esta maravilla natural, coincidiendo con la magia que emana de la noche de San Juan. Recomendable para amantes de nuevas sensaciones. Departo con ellos durante un rato, comentando las mismas impresiones que yo sentí la única vez que he participado en este evento, a la vez que me preguntan cómo no les he acompañado este año en esta nueva y, a la vez, renovada aventura.
Y mientras el grupo de Covaleda asiste a la misa de campaña que oficia el párroco de la misma localidad, nosotros nos reunimos en otra mesa (en el sentido literal) menos espiritual, pero no menos necesaria para nuestras necesidades más saludables. Se trata de una confortable y redonda mesa de hormigón, típica de las zonas de montaña, donde tenemos cabida todos los/as compañeros/as de expedición. A escasos 20 metros de nosotros, una refrescante fuente de cristalinas aguas satisface nuestras secas gargantas y nos aprovisiona para las necesidades del regreso. Y también a escasos metros, un antiguo refugio de montaña, convertido recientemente en restaurante, aunque todavía no estrenado, forma parte del paisaje de este reiterado emblemático y mimado paraje de Covaleda. Por cierto, también dispone de útiles barbacoas o protegidas parrillas , para quienes opten por cocinar algo caliente y no les apetece hacer uso del restaurante. Como último apunte del lugar, no me resisto a indicaros que, un par de Km. más adelante, a través de otra de las pistas forestales que atraviesan este paraje, podéis visitar el mirador de Cuevamujeres, desde donde se tiene una magnífica vista del valle del Revinuesa y hasta el mismo pueblo de Vinuesa. Lo sugiero como posible ruta a recorrer en otro momento.
Compartimos y departimos las viandas del grupo, donde no podían faltar la tortilla, el vino, (en bota y en botella), el energético y siempre deseado trocito de chocolate, algún taco de queso y otras delicatesen, que forman parte de nuestra dieta senderista, a la vez que actúan como elemento dinámico de la conversación e intercambio de impresiones sobre la ruta del día y representan la satisfacción, no solo gastronómica, sino emocional por la convivencia y nueva experiencia vivida.
Satisfechos nuestros estómagos, hidratadas nuestras gargantas, compuestas las fuerzas y repuestas las energías, emprendemos el regreso hacia el punto de partida, con la particularidad de que, aproximadamente a mitad del camino, hemos tomado otra ruta distinta a la que hicimos en la subida y hemos dado un pequeño rodeo que ha alargado el retorno en poco más de 1 Km. Pero eso forma parte también de nuestra dinámica y entusiasta afición por explorar nuevos caminos (aunque no esté en el programa).
Llegados a nuestro lugar de partida, el obligado refrigerio se ha visto amenizado por la iniciativa de nuestro presi de mostrarnos un ejemplar del nuevo equipamiento, que no tardando mucho lucirá el grupo, como seña de identidad propia. Ha satisfecho la estética esperada y merecido nuestra aprobación.
Y con el deseo compartido de pasar un buen verano, hasta el inicio de las nuevas rutas en la próxima temporada, nos repartimos besos y abrazos entre el grupo, no sin antes recordarnos mutuamente que tenemos una cena de aniversario el próximo 9 de Julio, donde esperarnos vernos de nuevo.
Soria, 25 de junio de 2016
Agnelo
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