La ruta que teníamos marcada para hoy, cerquita de casa, era
dar una caminata por el Monte de Valonsadero, con visita al Geodésico del
Riscal, visitando primero Pedrajas, así que a tal fin nos pusimos en marcha 11
componentes del grupo, ante una mañana fría pero muy soleada, como nos tiene
acostumbrados el tiempo por estas latitudes, fuertes heladas y días espléndidos
de sol, que a medida que va entrando la mañana y al abrigo del bosque te hace
que empiece a sobrarte las prendas de abrigo.
En el Lago, lugar de encuentro por el grupo, iniciamos
nuestra salida hasta donde realmente comenzaría nuestra caminata, La Casa del Guarda, eran las 9 de la mañana
con un ambiente frío producto de la helada y con una temperatura de -5º grados
nos pusimos a comenzar nuestra aventura, el grupo lo formábamos, Gema, Emi, Ana
de La Hoz, Ana Bernal, Rosi, Maribel, Asun, Julia, Enedina, Agnelo y el autor
de estas líneas Ángel, decir que era mi primera ruta como guía del grupo, bueno
y la cosa no fue tan mal, ya que no tuvieron que venir a rescatarnos.
Emprendemos por el camino que lleva a Pedrajas, e hicimos un
alto a mitad de éste, ya que muchos de los asistentes no conocían la piedra del
lagarto, donde aprovechamos para las fotografías de rigor, y seguir nuestra
marcha hasta Pedrajas.
Aquí pudimos comprobar un auténtico museo al aire libre, ya
que por cualquier rincón de esta pedanía, hay una escultura que es digna de
admiración, fotografías para el recuerdo por parte de unos y de otros, y
retrocedimos por el camino que nos había traído hasta las paredes del
cementerio donde empieza el camino que lleva hasta el Riscal, camino que sigue
por los montes de Valonsadero que siguiendo dirección norte te lleva hasta el
río Duero.
Después de contemplar las impresionantes vistas que desde
este punto se pueden ver, con el Pico Frentes vigilante de todos nuestros pasos
y que teníamos a nuestra espalda, la sierra de la Cebollera al frentes y Urbión
un poco más a la izquierda.
Hicimos un alto y con una temperatura más que aceptable a
esa hora, nos dispusimos a comer un
ligero tentempié, vamos lo de siempre que nos acompaña Agnelo, su tortilla de
patata, bota vino, fruta, frutos secos, chocolate etc.
Continuamos nuestra marcha, girando hacia el este, ahora
nuestro vigía lo teníamos a nuestra derecha, caminamos por Vega Baturio, y nos
cruzamos con deportistas, unos corriendo otros en bici que también habían
elegido la mañana para el disfrute del monte.
Nuestra intención era dirigirnos a la Casa de la Ciudad,
pero por un error de cálculo, o sea del guía (este que suscribe) fuimos a salir
al puente de madera que hay para cruzar el río Pedrajas entre la casa del
Guarda y el Puente del Canto, así que como la hora iba más que ajustada,
decidimos seguir nuestro camino al aparcamiento donde habíamos dejado nuestros
vehículo, dando por concluida la caminata del día, no sin antes tomar unas
cañitas en la Casa del Guarda, y comentar un poco de todo y sobre la ruta realizada.
Ángel
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