martes, 17 de octubre de 2017

CASTROVIEJO Y CUEVA SERENA


 

 

 

Todos los caminantes de Soria paso a paso sabemos que en nuestra provincia hay muchos rincones naturales asombrosos, unos mas conocidos que otros y hoy nos dirigimos a uno de estos sitios, un lugar con gran belleza y singularidad bien conocido por todos: Queremos caminar desde Duruelo de la Sierra hasta Castroviejo y Cueva Serena.

 Para ello nos dirigimos desde Soria  por la Nacional 234  dos coches con ocho senderistas a bordo  ( Luis, Angel, Julian y Agnelo en uno de los coches y en otro vamos las chicas, Ana BernaL, Gema, Julia y Emi). Al llegar a Abejar giramos a la derecha y tras pasar Molinos de Duero, Salduero y Covaleda llegamos a Duruelo de la Sierra que es un importante núcleo de la Comarca de los Pinares altos Sorianos y el último pueblo de nuestra provincia en su frontera con Burgos.

Estamos nuevamente  en plena Sierra de Urbión.

Al llegar al pueblo ya ha amanecido y nos recibe un gran Mayo incrustado en el suelo de una plaza, como símbolo de la zona, porque a mediados de Septiembre han sido las fiestas del Santo Cristo de las Maravillas o “Los Cristos” y al final del mes han sido las de San Miguel. Agnelo le calcula unos 28m.


A pesar de que es muy pronto el pueblo se ve animado; se barrunta un día para disfrutar, porque es sábado en medio de un puente festivo y el tiempo continúa soleado y seco.

Una vecina sale alarmada al umbral de su puerta al vernos y nos avisa de que no hay ni setas ni hongos en el monte.

Comenzamos a recorrer las calles del pueblo dónde vemos la típica casa piraniega de piedra, normalmente con dos pisos y desván y tejado a dos aguas y al subir por el camino del Duero, que ya está indicado en las calles, llegamos a la Iglesia de San Miguel Arcángel, que data del siglo XII y fue ampliada en el Siglo XVI
 

Rodeando a dicha Iglesia vemos tumbas/sarcófagos que pertenecen a una necrópolis medieval de los siglos  IX al XIII.

 Desde la parte alta del pueblo comenzamos a caminar por una carretera secundaria que poco a poco se va convirtiendo en camino, en esta zona se ve alguna casa alejada de la civilización y fincas de recreo bien cuidadas, algunas con animales como un precioso burrito. A nuestra derecha el sol va asomando tras la montaña.

El  camino se hace pista y la pista se hace arrastradero de madera  porque se llena de profundos socavones que parecen hechos por grandes ruedas de probables máquinas.

 Ya estamos sumergidos en un monte dónde el pino Albar es el rey indiscutible, altos, rectos y con gran cubicación; los robles mas bien parece que forman parte del sotobosque junto con secos helechos ,brezos y retamas.También se observan pinos negrales pero en menor cuantía.

Pronto las grandes rocas entran a formar parte del paisaje y topamos de frente con ellas cuando nos desviamos de nuestro camino para ver “La Chorla” que es una cascada situada justo debajo de Castroviejo. Con esta sequía  solo pudimos oír un hilito de agua que caía  por algún lado, pero nuestra imaginación ya echó a volar en este lugar y pudimos ver un rostro y una rana en las formas de las rocas.


De nuevo en el sendero seguimos ascendiendo pero ya con más fatiga, estas laderas de  las montañas de la Sierra de Urbión son muy empinadas, afortunadamente las raíces de los grandes pinos sobresalen en el camino y las podemos utilizar como escalones.

Todos nuestros corazones iban al unísono a 120 pulsaciones por minuto aproximadamente y teníamos que parar para  que se frenaran un poco.
 

Tras este costoso ascenso llegamos a la pista, charlamos con un amable ciclista Durolense que nos hizo una foto y  llegamos a Castroviejo.


Nos encontramos frente a una colección de rocas con extrañas y fantásticas formas creadas por el viento, el agua y la nieve, un laberíntico escenario de peñascos  y cavidades con pequeños pinos que nacen encima de ellas y que las coronan; a su vera fuente, mesas y asadores que nos indican que ha llegado la hora del almuerzo. Tomamos nuestros bocatas a la sombra de una de estas moles con buena conversación y con buen humor.

Desde el Mirador, pinares, praderas, pueblos como  Duruelo, Regumiel, Canicosa y Vilviestre del Pinar…. Contemplamos el recién nacido Valle del Duero.

Este paisaje rocoso infundió en alguno de nuestros caminantes un  irresistible deseo de trepar por los peñascos y la pancarta de Soria paso a paso  lució en el top de una gran roca. La escalada se remató con éxito afortunadamente.

A poca distancia de aquí llegamos a un impactante y mágico lugar que es “Cueva Serena”: Una cascada que cae sobre la boca de una cueva y sobre cuya agua los rayos de sol, que se cuelan entre los pinos, forman un arco iris. Creo que nos enamoramos de este lugar, de su tranquilidad de su frescura y de la serenidad que proporciona el oír caer el agua. Definitivamente el nombre de este precioso rincón es muy acertado y tuvimos suerte de encontrarlo con agua.
 

Estos dos lugares que hemos visitado hoy son también lugares de película(Leyenda de Fuego de Roberto Lázaro en el 2001)

Tras disfrutar un buen rato de este capricho de la naturaleza volvemos sobre nuestros pasos hasta el aparcamiento de Castroviejo y comenzamos el camino de vuelta por una pista forestal: Camino sencillo y agradable, la buena conversación  continúa  entre todos.

Restos de cortas y entresacas en las pendientes a ambos lados del camino. La mañana se ha tornado calurosa.

Al llegar a Duruelo de nuevo, pudimos ver algún aserradero  porque el pinar es la principal fuente de riqueza de esta zona y la explotación de los bosques se realiza de modo comunal y da pié a industrias relacionadas  como las cooperativas de fábricas de muebles.

Un gran graffiti nos anuncia que entramos de nuevo en el pueblo por la parte trasera de la iglesia dándonos cuenta que está emplazada sobre una gran roca.

En la plaza tomamos  el vermouth en la terraza de uno de sus bares (nos fuimos de otro en el la dueña fue desagradable, pero luego se disculpó) y aquí nos asaltaron unos paparazi que querían conseguir fotos del mas guapo y resultón de los paseantes.
 

Finalizada nuestra ruta, satisfechos todos de lo que hemos visto y sentido y tras reír un buen rato, volvemos a nuestra querida ciudad.

 

Soria 14 octubre  2017

EMI

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