Todos
los caminantes de Soria paso a paso sabemos que en nuestra provincia hay muchos
rincones naturales asombrosos, unos mas conocidos que otros y hoy nos dirigimos
a uno de estos sitios, un lugar con gran belleza y singularidad bien conocido
por todos: Queremos caminar desde Duruelo de la Sierra hasta Castroviejo y
Cueva Serena.
Para ello nos dirigimos desde Soria por la Nacional 234 dos coches con ocho senderistas a bordo ( Luis, Angel, Julian y Agnelo en uno de los
coches y en otro vamos las chicas, Ana BernaL, Gema, Julia y Emi). Al llegar a
Abejar giramos a la derecha y tras pasar Molinos de Duero, Salduero y Covaleda
llegamos a Duruelo de la Sierra que es un importante núcleo de la Comarca de
los Pinares altos Sorianos y el último pueblo de nuestra provincia en su
frontera con Burgos.
Estamos
nuevamente en plena Sierra de Urbión.
Al
llegar al pueblo ya ha amanecido y nos recibe un gran Mayo incrustado en el
suelo de una plaza, como símbolo de la zona, porque a mediados de Septiembre
han sido las fiestas del Santo Cristo de las Maravillas o “Los Cristos” y al
final del mes han sido las de San Miguel. Agnelo le calcula unos 28m.
A pesar
de que es muy pronto el pueblo se ve animado; se barrunta un día para disfrutar,
porque es sábado en medio de un puente festivo y el tiempo continúa soleado y
seco.
Una
vecina sale alarmada al umbral de su puerta al vernos y nos avisa de que no hay
ni setas ni hongos en el monte.
Comenzamos
a recorrer las calles del pueblo dónde vemos la típica casa piraniega de
piedra, normalmente con dos pisos y desván y tejado a dos aguas y al subir por
el camino del Duero, que ya está indicado en las calles, llegamos a la Iglesia
de San Miguel Arcángel, que data del siglo XII y fue ampliada en el Siglo XVI
Rodeando
a dicha Iglesia vemos tumbas/sarcófagos que pertenecen a una necrópolis
medieval de los siglos IX al XIII.
Desde la parte alta del pueblo comenzamos a
caminar por una carretera secundaria que poco a poco se va convirtiendo en
camino, en esta zona se ve alguna casa alejada de la civilización y fincas de
recreo bien cuidadas, algunas con animales como un precioso burrito. A nuestra
derecha el sol va asomando tras la montaña.
El camino se hace pista y la pista se hace
arrastradero de madera porque se llena
de profundos socavones que parecen hechos por grandes ruedas de probables
máquinas.
Ya estamos sumergidos en un monte dónde el
pino Albar es el rey indiscutible, altos, rectos y con gran cubicación; los
robles mas bien parece que forman parte del sotobosque junto con secos helechos
,brezos y retamas.También se observan pinos negrales pero en menor cuantía.
Pronto
las grandes rocas entran a formar parte del paisaje y topamos de frente con
ellas cuando nos desviamos de nuestro camino para ver “La Chorla” que es una
cascada situada justo debajo de Castroviejo. Con esta sequía solo pudimos oír un hilito de agua que caía por algún lado, pero nuestra imaginación ya
echó a volar en este lugar y pudimos ver un rostro y una rana en las formas de
las rocas.
De
nuevo en el sendero seguimos ascendiendo pero ya con más fatiga, estas laderas
de las montañas de la Sierra de Urbión
son muy empinadas, afortunadamente las raíces de los grandes pinos sobresalen
en el camino y las podemos utilizar como escalones.
Todos
nuestros corazones iban al unísono a 120 pulsaciones por minuto aproximadamente
y teníamos que parar para que se frenaran
un poco.
Tras
este costoso ascenso llegamos a la pista, charlamos con un amable ciclista
Durolense que nos hizo una foto y llegamos a Castroviejo.
Nos
encontramos frente a una colección de rocas con extrañas y fantásticas formas
creadas por el viento, el agua y la nieve, un laberíntico escenario de peñascos
y cavidades con pequeños pinos que nacen
encima de ellas y que las coronan; a su vera fuente, mesas y asadores que nos
indican que ha llegado la hora del almuerzo. Tomamos nuestros bocatas a la
sombra de una de estas moles con buena conversación y con buen humor.
Desde
el Mirador, pinares, praderas, pueblos como
Duruelo, Regumiel, Canicosa y Vilviestre del Pinar…. Contemplamos el
recién nacido Valle del Duero.
Este
paisaje rocoso infundió en alguno de nuestros caminantes un irresistible deseo de trepar por los peñascos
y la pancarta de Soria paso a paso lució
en el top de una gran roca. La escalada se remató con éxito afortunadamente.
A poca
distancia de aquí llegamos a un impactante y mágico lugar que es “Cueva
Serena”: Una cascada que cae sobre la boca de una cueva y sobre cuya agua los
rayos de sol, que se cuelan entre los pinos, forman un arco iris. Creo que nos
enamoramos de este lugar, de su tranquilidad de su frescura y de la serenidad
que proporciona el oír caer el agua. Definitivamente el nombre de este precioso
rincón es muy acertado y tuvimos suerte de encontrarlo con agua.
Estos
dos lugares que hemos visitado hoy son también lugares de película(Leyenda de
Fuego de Roberto Lázaro en el 2001)
Tras
disfrutar un buen rato de este capricho de la naturaleza volvemos sobre
nuestros pasos hasta el aparcamiento de Castroviejo y comenzamos el camino de
vuelta por una pista forestal: Camino sencillo y agradable, la buena conversación
continúa entre todos.
Restos
de cortas y entresacas en las pendientes a ambos lados del camino. La mañana se
ha tornado calurosa.
Al
llegar a Duruelo de nuevo, pudimos ver algún aserradero porque el pinar es la principal fuente de
riqueza de esta zona y la explotación de los bosques se realiza de modo comunal
y da pié a industrias relacionadas como
las cooperativas de fábricas de muebles.
Un gran
graffiti nos anuncia que entramos de nuevo en el pueblo por la parte trasera de
la iglesia dándonos cuenta que está emplazada sobre una gran roca.
En la
plaza tomamos el vermouth en la terraza
de uno de sus bares (nos fuimos de otro en el la dueña fue desagradable, pero
luego se disculpó) y aquí nos asaltaron unos paparazi que querían conseguir
fotos del mas guapo y resultón de los paseantes.
Finalizada
nuestra ruta, satisfechos todos de lo que hemos visto y sentido y tras reír un
buen rato, volvemos a nuestra querida ciudad.
Soria 14 octubre 2017
EMI
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