Hoy finaliza nuestra temporada senderista y
creo que solo tenemos un aspecto negativo en ella, la lluviosa primavera
reciente que ha provocado que unas rutas se aplacen o suspendan y que otras
hayan resultado fallidas sin poderlas concluir de forma satisfactoria, amén de
alguna chupa de agua.
En este día de Verano recién estrenado,26
senderistas viajamos hasta la Comunidad Foral de Navarra en su vertiente sur limítrofe con La Rioja.
Entre nuestros asistentes hoy se encuentran
cuatro personas que no pertenecen a nuestro grupo por lo que es importante
nombrarlos.:Javier y Jaime que ya nos han acompañado en otras salidas y el
matrimonio compuesto por Ricardo y Mª Jesús como principiantes pasopaseros.!Bienvenidos!
Pertrechados para un día senderista con altas
temperaturas llegamos muy de mañana a la localidad de Baquedano o Bakedano que
es un concejo perteneciente al municipio
de Amescoa Baja y situado en la merindad
de Estella en el valle de las Amescoas y rodeado por la Sierra de Urbasa(topónimo
vascuence que se traduce como agua del bosque)
Urbasa es un macizo Kárstico dóne el agua se
filtra y va recorriendo y oradando sus entrañas pero de vez en cuando sale al
exterior que es lo que ocurre en el Nacedero del Río Urederra al que hoy nos
dirigimos con muchas ganas de conocerlo, aunque algunos compañeros ya lo han
visto. Su nombre quiere decir” agua bella o agua hermosa”. Después de recoger las entradas y de ponernos una etiqueta
identificativa como visitantes del parque, tomamos un café en el único bar de
la localidad y desbordamos al pobre dueño que nos pedía paciencia. Aquí
nuestros conductores se enteran de que está prohibido pasar por una parte del
recorrido que se pretendía hacer por el riesgo de desprendimientos tras las
fuertes lluvias, por lo que subiremos al nacimiento y bajaremos por el mismo
sitio.
Nos adentramos en el Parque Natural de Urbasa –Andía, espacio
protegido desde1997 y reserva natural desde 1987 por la riqueza de sus valores medioambientales
de los que no nos queda ninguna duda después de nuestro recorrido por él.
El sendero hacia nuestro objetivo está
perfectamente marcado desde el pueblo y comenzamos nuestra marcha por un camino
de grava y rodeados por una frondosa vegetación propia de la zona pero esta fronda está salpicada de múltiples puntos de colores que las flores silvestres aportan:
blancos de saúcos, rosas de pequeñas
orquídeas salvajes y rosales silvestres, rojos de amapolas….hacemos altos en el
camino para observarlas mas de cerca. Mas allá de nuestro camino a mano
izquierda, esplendorosos prados con su verde intenso veraniego.
Llegamos a una caseta de madera que parece un
lugar para información al visitante pero
que hoy está cerrada y vemos dos caminos, el de izquierda paralelo al río y el
de vuelta que queda mas arriba. Continuamos a la vera del río, su sonido nos
llama la atención y al asomarnos desde lo alto del camino ya podemos
asombrarnos con su peculiar color azul-verdoso. Los trinos de los pájaros nos acompañan
continuamente como polifonía ambiental.
Al llegar a la primera poza con su cascada, el
asombro es general en el grupo.
La transparencia del agua sobre un fondo de
piedras acolchadas con un manto blanco y el azul turquesa de la superficie del acuífero
nos parece realmente sorprendente y extraño. El marco en el que se encuadra el
estanque es un verde también pero éste intenso y vivo, fruto de la intensa
vegetación arbustiva y el musgo.
Encantados
seguimos nuestro camino sin dejar de asomarnos a los diferentes miradores que
éste nos ofrece para no dejar de contemplar este mágico río y sus maravillosos
rincones, porque en cada mirador hay un lugar increíble digno de contemplar y disfrutar
: gran variedad de árboles, pequeñas cuevas entre rocas porosas o
enormes troncos envueltos en vegetación.
En la
primera poza en la que nos podemos acercar al agua turquesa decidimos almorzar
a pesar de no tener hambre todavía, solo queremos gozar un buen rato a la
orilla del río. Los peces que nadan en él se distinguen perfectamente, tal es
la transparencia del agua.
Entre risas, bocadillos, fruta y dulces se
nos pasa el tiempo rápidamente, es un lugar que atrapa al caminante por su
particular belleza y nos cuesta ponernos en pié para seguir caminando cuando
Angel nos toca el silbato.
El
arbolado desde el inicio de nuestro camino es también muy cuantioso y con gran
variedad de especies desde robles y quejigos hasta árboles característicos de
las orillas de los ríos pero poco a poco el haya es la que se adueña del lugar
sumergiendo el camino en la penumbra. En este tramo observamos y nos abrazamos
a impresionantes ejemplares de hayas con
troncos muy gruesos y con una altura considerable como observa Julián .Si
miramos hacia sus gigantescas y recién brotadas copas vemos el sol reflejado en
sus hojas dando lugar a diferentes zonas de luz y sombra y a distintas
tonalidades de verde, aquí el sol es un infiltrado y aunque pensábamos que
íbamos a pasar una jornada calurosa, el frescor de la humedad llega a nuestros
cuerpos mediante una ligera brisa que nos hace sentir escalofríos y acordarnos
de la ropa que hemos dejado en el autobús
Pasamos por el puente de la pared del
capellán por la que bajan unos hilillos de agua sobre una pared enorme y amusgada pero nos podemos imaginar un gran
torrente descendiendo la roca porque la
excavación que hay en ella es muy profunda.
A
partir de aquí llega la parte mas dura de la senda, tenemos que ascender hasta
el nacimiento. Nos encontramos numerosos arroyos con piedras unos, otros con
puentes, grandes escalones naturales formados por las propias raíces de las
hayas y las piedras y rocas, otras plataformas construidas de forma rudimentaria para facilitar la subida
de nivel. Obviamente el ascenso hace que sudemos un poco y que nos guste la
brisa fresca que envuelve este lugar. Un poco de esfuerzo nos viene muy bien en
este momento y cuando culminamos nos encontramos frente a una gran pared calcárea
de la que emerge una cola de agua saltando desde gran altura.
La contemplamos desde diferentes niveles y
pasando el impedimento que supone un
alambrado abierto ya anteriormente, se llega a bastante altura y desde aquí se
puede contemplar el arco iris que forman los rayos de sol que logran colarse
entre el tupido bosque al chocar con el
agua. El entorno es grandioso aquí se abre la garganta que va formando el río
Urederra en el macizo hasta llegar al Ega y éste al Ebro.
Un gran número de personas nos encontramos en
el camino de vuelta a las que tenemos que ceder el paso en las pasarelas
estrechas para no hacerles esperar mucho rato hasta que pasamos todos nosotros.
Al llegar a la confluencia de caminos tomamos
el de la izquierda que es el que corresponde y dejamos el río fuera de nuestra
vista. Los visitantes en este momento ya son muchos, ha sido estupendo haber
podido disfrutar del recorrido fluvial y de los paisajes prácticamente solos.
De vuelta en el pueblo y tras pasar por el
autobús para dejar mochilas y cambiar el calzado (algunas incluso se refrescan
los pies en uno de los lavaderos del pueblo) tomamos una caña y comemos en el
Restaurante Urederrra: ensaladas, potajes, carnes, pescados, peras al
vino,postres típicos de la zona…..un menú muy apetitoso mas aún después de una
ruta senderista.
Hasta la seis no partimos hacia Soria así que
unos deciden echar una partidilla a las cartas y otras decidimos dar un paseo
por el pueblo pensando en que no habrá mucho que ver, pero nos equivocábamos,
porque descubrimos un precioso pueblo de
montaña con magníficas casas de piedra adornadas con flores en balcones y
ventanas y escudos en muchas de sus fachadas
Recorrimos sus estrechas callejuelas y nos
topamos con un jardín muy cuidado en el
que llamaban la atención palmeras y todo tipo de flores, su dueña muy amable
nos lo mostró.
Un frontón grande y con techado de madera, dos
lavaderos reconstruidos y funcionando.
En la puertas de muchas casas vimos unos
“cardos secos con forma de sol” una lugareña nos explicó que son los “
eguzkilore” que significa flor del sol, símbolo ligado a la mitología vasca,
también son llamados espanta brujas.
Una casa-palacio con restos de su torreón y con un porche con techo artesonado y abovedado entre machón
y machón con unos magníficos nardos en la puerta que Feli ayudó a identificar a
su dueña.
Terminamos el recorrido en la Iglesia de San
Juan Bautista de los siglos XVI-XVII en cuyo pórtico charlamos y se intercambiaron suculentas recetas, gozar de
caminos otoñales todos juntos de nuevo.
Desde las ventanillas del autobús vemos que los prados ya han sido segados y
decimos adiós a este fantástico pueblo de la montaña Navarra.
Satisfechos por haber visitado uno de los
lugares mas espectaculares de nuestra geografía, volvemos a nuestras casas
pensando en lo afortunados que somos por tener en el grupo a unas personas tan
desinteresadas y capaces de organizar excursiones tan bonitas.
Nuestra próxima cita no es andarina si no que
es para celebrar nuestro aniversario como grupo senderista y tras el descanso
estival volveremos a la carga para caminar juntos de nuevo, por los paisajes y senderos otoñales de nuestra provincia.